¿Qué el café soluble?

Dicen que en todas las familias hay una oveja negra. En la del café está el café soluble, también conocido como instantáneo. Es un producto que a pesar de su popularidad en algunos países tiene una calidad muy por debajo del café orgánico.

Es un invento atribuido a varias personas en Europa y Estados Unidos entre finales del siglo XIX y principios del XX. Sin embargo, su explotación comercial comenzó en 1948. La mayoría de los cafés solubles son hechos con la especie de café conocida como robusta, que es más barata debido a que no es tan rica en sabor y aroma como su hermana la especie arábica.

Por otro lado, una de sus mayores desventajas del café soluble es su proceso de elaboración. Básicamente el café se prepara y luego se deshidrata de manera que el polvo que queda sea luego nuevamente soluble en agua. Allí pierde sus propiedades de sabor, por lo que muchos de estos productos tienen aditivos artificiales para compensarlo y prolongar su duración.

La preparación del café instantáneo es bastante simple, muy diferente a la experiencia que se puede vivir con el café orgánico, para muchos todo un ritual, que además aporta la oportunidad de experimentar con métodos de manera que se pueden obtener diversos sabores. En otras palabras, el café soluble es un producto estandarizado, mientras el orgánico es más personalizable.

El café orgánico que compras en grano o molido no contiene aditivos ni de sabor ni aroma, mucho menos azúcar o edulcorantes que sí puedes encontrar en presentaciones de café soluble.

Adicionalmente, existen estudios que indican que el café instantáneo tiene ciertos efectos adversos para la salud. Una investigación reseñada por National Institutes of Health de Estados Unidos, señala que este tipo de bebida dificulta la absorción de hierro, mientras otros estudios vinculan el alto consumo de este producto con el riego de cáncer de vejiga.

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